Muchas veces creo que los entrenadores no se ven (no nos vemos)... y deberían poner un vídeo. Yo todavía no me he quitado de la cabeza la actuación del entrenador del Real Madrid en la pasada final de la Liga Endesa, y ya han pasado días...
El "¡Calmao!" de Laso ha propiciado montajes como éste
Pablo Laso, después de decirle a su capitán Felipe Reyes que estuviera "¡Calmao!" en el tercer partido de la final, (tal y como traté de plasmar en un dibujo), "la lió parda" en el siguiente encuentro.
Ya en la primera parte se había ganado una técnica; no se le veía nada "calmao", desencajado desde su silla de ruedas. Y, en la segunda, tras una falta señalada sobre Tomic, se puso a saltar a la pata coja para gritarle al colegiado más cercano: "Es una vergüenza, una xxxx vergüenza" y más cosas que no se entendieron. Éste, claro, lo expulsa, y un propio se lo lleva hacia el vestuario, y Laso, mientras pasa cerca de otro de los árbitros lo señala también gesticulando. Todo ello para alborozo general del pabellón del FC Barcelona, que terminó celebrando una liga que nadie esperaba, gracias también a esos puntos de las dos técnicas al preparador del Real Madrid.
Laso no tiene la culpa de haberse roto el tendón de Aquiles (en el primer partido), aunque ese estrés que vive en la banda puede tener que ver. Se operó el domingo, tras el segundo partido, al que acude en muletas, y, en vez de guardar el preceptivo reposo con su medicación y tal, se planta el martes en el Palau Blaugrana, en silla de ruedas a dirigir a sus chicos. Digo yo que podría haberse quedado en casa, en contacto telefónico con sus ayudantes, para decirles como veía el partido, que a veces desde fuera se ve mejor. Y no hubiera dado esa imagen.
Aparte de que las cruzadas contra los árbitros raramente salen bien, parece que el ambiente en el vestuario se enrareció desde que el Real Madrid perdió la Euroliga por segundo año consecutivo: Casos como el de Mirotic, publicado en Eurosport, que tras jugar mal la final ACB, se ha ido del Real Madrid rumbo a los Bulls de Chicago, con una carta de despedida, en la que no nombra a su entrenador (aunque tampoco a ningún otro de los que tuvo).
Sergio Llull protestando tras ser sustituido, sin hacer caso de lo que dice su entrenador en el corro del tiempo muerto siguiente es estampa habitual en el Palacio. Lo que parecía "dejemos que se calme", al final queda en un trato de favor si no se soluciona. Otra de Llull, publicada por el periódico Málaga Hoy, fue el"supuesto grito" a su entrenador para que cambiara a Boroussis en la semifinal del Playoff contra Unicaja, luego desmentido por el propio Laso y Llull.
Pablo Laso, después de decirle a su capitán Felipe Reyes que estuviera "¡Calmao!" en el tercer partido de la final, (tal y como traté de plasmar en un dibujo), "la lió parda" en el siguiente encuentro.
Ya en la primera parte se había ganado una técnica; no se le veía nada "calmao", desencajado desde su silla de ruedas. Y, en la segunda, tras una falta señalada sobre Tomic, se puso a saltar a la pata coja para gritarle al colegiado más cercano: "Es una vergüenza, una xxxx vergüenza" y más cosas que no se entendieron. Éste, claro, lo expulsa, y un propio se lo lleva hacia el vestuario, y Laso, mientras pasa cerca de otro de los árbitros lo señala también gesticulando. Todo ello para alborozo general del pabellón del FC Barcelona, que terminó celebrando una liga que nadie esperaba, gracias también a esos puntos de las dos técnicas al preparador del Real Madrid.
La secuencia de la expulsión del preparador madridista. |
Laso no tiene la culpa de haberse roto el tendón de Aquiles (en el primer partido), aunque ese estrés que vive en la banda puede tener que ver. Se operó el domingo, tras el segundo partido, al que acude en muletas, y, en vez de guardar el preceptivo reposo con su medicación y tal, se planta el martes en el Palau Blaugrana, en silla de ruedas a dirigir a sus chicos. Digo yo que podría haberse quedado en casa, en contacto telefónico con sus ayudantes, para decirles como veía el partido, que a veces desde fuera se ve mejor. Y no hubiera dado esa imagen.
Aparte de que las cruzadas contra los árbitros raramente salen bien, parece que el ambiente en el vestuario se enrareció desde que el Real Madrid perdió la Euroliga por segundo año consecutivo: Casos como el de Mirotic, publicado en Eurosport, que tras jugar mal la final ACB, se ha ido del Real Madrid rumbo a los Bulls de Chicago, con una carta de despedida, en la que no nombra a su entrenador (aunque tampoco a ningún otro de los que tuvo).
Sergio Llull protestando tras ser sustituido, sin hacer caso de lo que dice su entrenador en el corro del tiempo muerto siguiente es estampa habitual en el Palacio. Lo que parecía "dejemos que se calme", al final queda en un trato de favor si no se soluciona. Otra de Llull, publicada por el periódico Málaga Hoy, fue el"supuesto grito" a su entrenador para que cambiara a Boroussis en la semifinal del Playoff contra Unicaja, luego desmentido por el propio Laso y Llull.
Luego el club no ha renovado a sus entrenadores asistentes, J. Cuspinera y Hugo López, y se ha publicado en la prensa incluso el nombre del posible nuevo entrenador blanco, el griego Fotis Katsikaris, aunque éste no podría firmar hasta que acabe el Mundial de España. Otras informaciones hablan de los nuevos ayudantes que le van a "colocar", Chus Mateo y Zan Tabak. Y Pablo Laso no ha dicho nada. En descarga de Llull está el hecho de que sí ha defendido públicamente a su técnico.
Los entrenadores tienen (tenemos) un ciclo. A nivel profesional todavía más. Dentro de un grupo, con las exigencias que puede tener todo un Real Madrid, el ciclo puede ser de mayor o menor duración según las características del propio preparador o de los jugadores. Recordar que, con muchos de estos jugadores en la plantilla, Ettore Messina dimitió, tras no verlo claro (y también por su gestión errática en los fichajes).
En estos casos o se echa al entrenador o se echa a los jugadores, pero debe ser el club el que se pronuncie claramente, apostando por uno u otros. En este caso, en el Real Madrid solo ha hablado Alberto Herreros, hoy director deportivo, diciendo que Laso tiene dos años de contrato, y ni siquiera ha publicado una nota de prensa dando cuenta de las salidas del club de jugadores como Draper o Mirotic.
Hay que admirar a Laso por el estilo de juego que ha implantado y que ha llenado pabellones, con la virtud de haber levantado una nave blanca a la deriva, pero debería analizar si su ciclo ha concluido, si tiene algo más que aportar en esa casa... o si le están haciendo la cama desde dentro y su figura va a quedar muy debilitada frente a los jugadores.
En estos casos o se echa al entrenador o se echa a los jugadores, pero debe ser el club el que se pronuncie claramente, apostando por uno u otros. En este caso, en el Real Madrid solo ha hablado Alberto Herreros, hoy director deportivo, diciendo que Laso tiene dos años de contrato, y ni siquiera ha publicado una nota de prensa dando cuenta de las salidas del club de jugadores como Draper o Mirotic.
Hay que admirar a Laso por el estilo de juego que ha implantado y que ha llenado pabellones, con la virtud de haber levantado una nave blanca a la deriva, pero debería analizar si su ciclo ha concluido, si tiene algo más que aportar en esa casa... o si le están haciendo la cama desde dentro y su figura va a quedar muy debilitada frente a los jugadores.
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