sábado, 30 de abril de 2022

El traje del entrenador

Aprovechando la pandemia o sencillamente por haber coincidido, se han producido algunos cambios en un deporte, el baloncesto, que se ha caracterizado a lo largo de su historia por haber cambiado y evolucionado.

Alguna de estas cosas parece que van a permanecer y no necesariamente están bien o sencillamente a mi no me gustan.

Entre lo que me gusta está el "play-in" de la NBA que da un valor añadido al final de la temporada regular.

Entre lo que no me gusta está la vestimenta de los entrenadores de la NBA, (en Europa se ha vuelto al traje). Desconozco de quién ha sido la idea, si del patrocinador deportivo, NIKE, o fruto de un acuerdo de los entrenadores en conjunto o decisión del comisionado Adam Silver. Tampoco se sabe si volverán los trajes la temporada que viene o en algún momento.

El chándal que se ha impuesto entre los cuerpos técnicos de las distintas franquicias le sienta como un tiro a algunos entrenadores, en especial a los más mayores. Como a Gregg Popovich.


Otros como el técnico de los Knicks de Nueva YorkTom Thibodeau, parecen ese vecino con el que te cruzas el domingo en la escalera. El chándal tiene su momento, ojo, para hacer deporte, para el entrenamiento o para estar cómodo en casa. 



Mejor, aunque esté en su habitual tono protestón. 

Peor.

Aunque parezca que para coger (se) un rebote el chándal es mejor en el caso del entrenador, (Vogel de los Lakers en la foto) no lo es.

Mejor ¿no?

En mi opinión el traje dignifica la profesión. Mejora al poco agraciado, al mayor y la figura del que está bajo de forma. Solo hay que verlo en los partidos del baloncesto europeo.

Por no hablar del espectáculo que fue ver a los técnicos de chándal y con la mascarilla dando vueltas de la oreja al cuello y muchos de ellos quitándose el cubrebocas para dar instrucciones en grito, para luego volver a ponérsela cuando estaba callado ya sin espurreo... En Europa por lo menos al entrenador principal le dejaban estar sin ella durante el partido.



Solo veo bien vestido al equipo técnico de Miami Heat, supongo que por tener de presidente a todo un dandi como es Pat Riley. Pantalón de vestir y polo con Erik Spoelstra al frente, que también es por estar delgado, claro.

 

Y es que hay algunos que han decidido saltarse la norma de vestir todo el cuerpo técnico con equipación deportiva. Por ejemplo Quin Snyder, el técnico de los Jazz, que ha ido transformándose en su carrera como entrenador, pareciendo al principio un ejecutivo hasta ser ahora una especie de aficionado al surf, solo que en Utah me parece que poca playa.

De Wall Street.

Corbata fuera hace un par de años.

Surfing USA...

Algunos de los entrenadores que han sido jugadores hasta hace poco no desentonan tanto. En mi opinión Steve Nash o Ime Udoka. O será por llevar unos colores más agraciados. Y también es verdad que el que es elegante y tiene porte se puede poner casi lo que quiera.

Udoka (Celtics) y Nash (Nets).

Otras que han desaparecido, como los trajes y corbatas en los entrenadores de la NBA, han sido las “cheerleaders” del Real Madrid. Florentino Pérez debería volver a contratarlas que tampoco cobrarían tanto (y más después de haberse conocido que el Madrid de baloncesto maneja la temporada 2021/22 un presupuesto de 44 millones de euros). Y si a alguno le parece que lo de las animadoras es machista, que contraten también algún hombre para completar lo que llaman ahora “conjunto de animación”, como hacen en otros clubes en Europa y en Estados Unidos, donde los bailes alegran mucho los tiempos muertos, demasiados para mi gusto. 



domingo, 10 de abril de 2022

El (vano) lío de Laso

La ristra de derrotas que ha sufrido el Real Madrid de baloncesto en los últimos partidos no es definitiva. Aunque no pinte bien, sigue vivo y si gana los playoffs de ACB y Euroliga se olvidará todo el lío que se ha montado al apartar el entrenador Pablo Laso a sus jugadores Thomas Heurtel y Trey Hopkins.

Los forofos alabarán a Laso diciendo que supo atajar el problema en forma de cáncer en el vestuario. Pero ni siquiera ha habido despido, ha sido un “a tu casa sin jugar, apartado del equipo y búscate otro que te quiera…”, sin dejar que den su versión los jugadores. Los trapos sucios se limpian dentro del vestuario, ellos no hablan ¿bajo pena de multa?, pero el señor Laso sale a una rueda de prensa sin la más mínima muestra de empatía con sus subordinados, en especial con un jugador, Thompkins, que lleva bajo sus órdenes tantos años. 

Todo este lío, que además puede resultar inútil, viene por lo que se llama un ataque de entrenador de libro (ya hablé en su día de este fenómeno). Me parece que su gran palmarés como entrenador del Madrid se le puede haber subido a la cabeza, se le ve ¿endiosado?... pero al mismo tiempo intentando hablar con un tono despreocupado, como sin darle importancia, mirando en ocasiones hacia abajo, lo que resulta peor.

He tenido la suerte de ver la primera parte de la rueda de prensa en Movistar Plus (las fotos las he hecho de su Canal Vamos). Si las mismas se leen en algún medio, aparecen escritas por el periodista sin contar las pausas (todos esos “eeehhh”) y sin relatar las caras o el tono utilizado por el entrenador de Vitoria, si mide o no sus palabras. Y encima ni ponen las fotos de esta rueda de prensa, utilizan una foto de archivo y a volar.

Las palabras exactas de Laso:

“No juegan por decisión técnica"… (para y medio sonríe, como se ve en la foto) 

"Eeehhh… no hay mayor historia". (Corte de la realización televisiva). "Bueno, esto es una decisión mía… eeehhh… considerando que los jugadores que ahora mismo eeehhh… están en el equipo, los trece jugadores que ahora mismo tengo en el equipo… eeehhh… tengo la confianza plena en que de aquí al resto de temporada van a jugar a su mejor nivel y vamos a volver a ser el equipo que todos queremos ver”.

Pilar Casado periodista de la COPE y Movistar Plus le pregunta: “¿Es definitiva o reconducible?”

-“Definitiva” La respuesta de Laso es tajante y con esa cara de suficiencia (abajo), parece decir que al que no le guste que se fastidie.


Intentó medir lo que decía, pero al utilizar la palabra “confianza” dio a entender que esos jugadores como mínimo han cuestionado la suya. Sin saber lo que ha pasado tiene que ser muy grave para no poderse arreglar. ¿O es que ya no hay ganas? Sea lo que sea, demuestra que su gestión del grupo esta temporada ha sido un fracaso. 

En el resto de sus declaraciones se relajó más y dijo obviedades. Sin una pequeña muestra de humildad respondió que no es su peor momento como entrenador del Madrid y tal y cual, con ese aire entre risueño y prepotente. Es verdad que aquella expulsión en silla de ruedas sí que fue tocar fondo. “Si me llegan a decir que a 9 de abril el equipo iba a ganar la Supercopa, jugar la final de Copa y tener el factor cancha en el playoff de la Euroliga igual lo hubiéramos firmado tomando un café”, comentó también según el Diario AS.

El entrenador no debe ser el protagonista.

Dan ganas de reír (por no llorar) al escucharle, tras perder 15 de 26 partidos: Los sentimientos de los aficionados del Real Madrid, a los que nunca nombró, le traen al fresco. 

Olvida además que los seguidores del baloncesto queremos divertirnos, ver a buenos jugadores como Heurtel o Thompkins o al propio Laso cuando jugaba. No a un señor exaltado en el banquillo protestando todo el rato.

Y encima no es el único así, hay mucho técnico enloquecido, por muy buenos que sean todos ellos, incluido Laso, sobre todo en Europa; Jasikevicius, Obradovic, Messina… y también en baloncesto de formación que es peor…

Yo pienso que este hombre, que ha sido el entrenador de una gran etapa de la historia del Real Madrid, siendo importante su papel (vuelvo a recalcar que los que juegan son los jugadores), no ha evolucionado bien. En mi opinión se ha refinado muy poco en estos más de diez años como entrenador del Madrid, como ejemplo sus tacos en las ruedas de prensa y tiempos muertos. No me lo quiero imaginar a solas, entrenando o en el vestuario. Al contrario, va a peor, cada vez se le ve más enfadado con todo en la banda.

Después del confinamiento por la pandemia y tras perder la liga ACB en la llamada "burbuja" de Valencia, ni a semifinales llegó el equipo, cuando no hubo público en la temporada siguiente le dio por gritar todo el partido. No se le oía más que a él. Me pareció lamentable y cansino, como esos entrenadores de cantera que no paran de gritar, a veces a dúo (excepto cuando dan por perdido el partido, claro).

¿Se imagina el lector que en el trabajo apareciera su jefe y se pusiera detrás de su silla y empezara a gritar “Bieeeeen… la tecla de encender el ordenador, bieeen, enciéndelo… Vamoooos… abre el programa… Vengaaaa… dale a la tecla F4… bieeeeeen…. Escaneaaaa… Bieeennn, F5… nooooooo, F5 no F4, pero ¡¡qué haces!! cómo lo tengo que decir… ¡si la culpa es mía por ponerte! (varios tacos)”

¿De verdad los jugadores no saben cuándo y cómo hacer un bloqueo, tirar o demás, fundamentos que llevan haciendo desde muy pequeños? ¿No lo ha explicado Laso en los entrenamientos, no saben las jugadas? ¿Son tan torpes que hay que ser un bruto y un patán con ellos? Por no hablar de sus tiempos muertos que definitivamente no son su fuerte, (algunos que se ven en la tele son el tren de la risa y otros la bronca padre).

Al no ganar como antaño, se multiplicaron esas alabadas por la prensa “lasinas”, así las llaman, con todos los “Ronceros” con la baba caída. Como las reprimendas de Obradovic o Jasikevicius, que se asumen como algo normal en el deporte de élite (pero que algunos copian) y que ya casi no se ven en la NBA. Comportamientos que en cualquier otro entorno laboral se verían como acoso y serían denunciados, si hay valor para hacerlo, claro. 

Por si fuera poco, el juego del Real Madrid ya no es lo que era antes con él, está cada vez más atenazado por su deseo de controlarlo todo. Pero sin que Laso sea justo con todos sus subordinados, ojo: hay jugadores como Sergio Llull, que se puede tirar once triples y fallarlos todos, y además se le puede ir la cabeza, que no pasa nada, y eso que es el capitán, o Rudy en menor medida. Y otros, al mínimo fallo, al banquillo con reprimenda.

Lo peor, para él, es que esta comparecencia la hizo en solitario y sin papeles escritos, pagado de sí mismo. ¿Dónde estaban los capitanes? Sin nadie de la directiva, asumiendo él solito la decisión. 

Pienso que los directivos lo tienen todo a su favor. Si remonta el equipo pues estupendo. Y si se hunde, pues no tienen más que despedirlo a él, sin ninguna responsabilidad de ellos en el asunto.

Además de mala evolución, torpe, torpe, Laso…