martes, 18 de enero de 2011

Aito y Unicaja

Esta imagen vale oro. Aíto García Reneses, despedido del Unicaja, abandonando las instalaciones del Palacio de los Deportes de Málaga, por cierto, una manita de pintura no vendría mal

¿Es que este hombre no tenía una maleta para meter sus cosas?

¿No había nadie del club para ayudarle?

La soledad del derrotado. Cuando se gana todos son palmaditas en el hombro y amigos. Cuando se pierde una bolsa de basura azul al hombro sin saber qué cara poner.

Ser entrenador es muy complicado. La victoria se produce porque los jugadores son muy buenos y cuando se pierde el entrenador es un paquete que no sabe hacer su trabajo. Y resulta que todo es un trabajo de equipo con muchas personas detrás.


Me parece que la plantilla es floja, no hay un base de garantías desde que se fue Cabezas (ya podrían haberle dado lo que pedía que seguro que es menos de lo que se han gastado en todos los que han pasado por el equipo en los dos últimos años) y desde que se fue Ndong falta un pivot nato. Independientemente de ello Aíto ha fracasado al no meter al cuarto presupuesto de la ACB en la copa.

Personalmente creo que García Reneses nunca debió fichar por el Unicaja, o es que no se acordaba la directiva de aquello de "Aíto maric..." que cantaba todo el pabellón cuando era entrenador rival.
Ya habló Scariolo de la obsoleta estructura de la institución, con una toma de decisiones lenta (pregúntenle a Sabonis, un verano entrenando en Málaga sin que pusieran un contrato encima de la mesa y se fue a Portland) ya que el equipo es de la caja de ahorros y lo dirigen consejeros de la misma.
Recomiendo la lectura de un interesante artículo de la Opinión de Málaga con una reflexión muy interesante: ¿Hay una idea de club, se sabe cual es el objetivo real del mismo y se ha transmitido éste a la afición? Sobre la afición ya hablé en otro artículo
Creo que la decisión de contar con gente de la casa, Chus Mateo y Paco Aurioles es muy acertada, hay que valorar lo que se tiene en el club, entrenadores y profesionales que trabajan en la casa, muchas veces sin estar siquiera asegurados. Y contar de verdad con los jugadores de la cantera, pagándoles lo que se merecen, nunca menos que a los que vienen de fuera que muchas veces no sienten los colores

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